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EL TALLER DE RECREACIÓN

Rescatando algunos principios orientadores del trabajo educativo en el taller



El taller recreacional constituye un soporte importante dentro de la pedagogía recreativa. Está concebido como una técnica grupal que consiste en la aplicación de la teoría en el campo. Más que una actividad, es un espacio lúdico y una oportunidad para aumentar los conocimientos sobre los tema de manera placentera, logrando encontrar elementos para ampliar la capacidad de relación, desarrollar aptitudes y potenciales y mejorar la capacidad de expresión.


De cada taller debe surgir un resultado determinado basado en la capacidad analítica creadora de los participantes y una relación clara entre la teoría y su aplicación en el campo. El resultado de un taller no es necesariamente un producto material, puede ser de planeamiento, de aclaración conceptual sobre un tema, de generación de herramientas para un trabajo posterior, entre otras.

El taller se propone como una estrategia que pretende superar el verbalismo cientifista de otras metodologías, se debe complementar con otras actividades como conferencias, actividades extra-taller, consultas, lo que posibilita ampliar el rango de las alternativas de aprendizaje. Por medio de las vivencias de las actividades los participantes liberan la capacidad creativa.

En el taller recreacional podemos mencionar algunos principios orientadores, como: 

El estímulo a la vivencia: El taller debe propiciar, en todos los niveles de la labor educativa, el estímulo a vivenciar los procesos, desarrollar la creatividad y promover el interés por la cultura y los aspectos científicos y técnicos.

La orientación: Si bien a través de esta técnica se pretende fomentar la participación individual y creadora de cada miembro del grupo; para lograr tal objetivo es necesario que el tallerista oriente las actividades y el proceso y además promueva la claridad y concepción tanto de los conceptos como de los métodos y técnicas empleados.

El uso de la técnica de aprender-haciendo: En el taller los conocimientos adquiridos son fruto de la actividad personal a través de una práctica concreta. Lo que se escucha o se ve se olvida mas fácilmente que aquello que se ha realizado prácticamente.

La unificación de la teoría y la práctica: En el proceso de aprendizaje a través de talleres, tanto la teoría como la práctica son dos instancias que se complementan. La una sin la otra carece de sentido; por tal razón, este método, si bien privilegia la práctica dando especial énfasis al “hacer”, ha de buscar a partir de allí referenciarlo con el componente teórico que le da sustento.

El aprender a aprender: Igualmente el taller busca que el participante, a través de la vivencia de los procesos que se dan en su práctica, asuma los conocimientos no como algo acabado sino como un elemento en continua transformación y que hay que seguir procesando y mejorando. Con ello se pretende que cada participante amplíe sus conocimientos y los recree con el acompañamiento del tallerista.



Recuperar la realidad: En el taller, los participantes parten de su propia experiencia con respecto al conocimiento del tema a tratar; el tallerista debe rescatar y promover la utilización de los saberes individuales y del colectivo incorporándolos al proceso que está desarrollando.


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