CUENTACUENTOS

Narrativa, Fabula, Moraleja, Lección

Los cuentos son una gran herramienta educativa para los Recreadores, ya que a través de divertidas historias se puede enseñar a los niños valores importantes como la amistad, el respeto, la tolerancia, la comprensión y otros muchos. Educar a los niños es siempre difícil, ya que cada uno, es un mundo, al igual que sus circunstancias, deseos y entorno.

Pero existe una manera practica de enseñar, que resulta ser universal y no depende del entorno de cada niño o niña en particular, y es a través de los cuentos infantiles.

Con los cuentos infantiles se puede enseñar a los niños, porque les abstraen a un mundo de fantasía en el que ellos viven momentáneamente, identificándose con los personajes de los cuentos, enseñarles valores humanos, mediante las moralejas.

Todo cuento debe tener su propósito, mensaje y lección, no solo se trata de entretener sino de darle el valor educativo a esta herramienta.

Los cuentos que elijamos debe contener ciertos atributos que garantizara el alcance de los objetivos.

Debe poder ser adaptado a la edad de los niños
No debe ser muy largo.
poseer interacción en el desarrollo
Con partes repetitivas (a los niños les gustan los cuentos con una estructura reiterativa, rimas)
con algunas partes que se puedan representar (que los gestos o la mímica acompañen a la lectura).
Que nos permita cambiar la entonación o las voces en caso de que haya personajes.
Que sea divertido.

Es necesario para que la actividad sea un éxito, crear un ambiente lúdico y acogedor, que facilite la concentración y motive a los niños a pedir más, ya sea repitiendo el mismo cuento o empezando otro nuevo.

Al finalizar, podemos completar la lectura con actividades prácticas, relacionadas, que refuercen lo aprendido e inviten a la reflexión, desarrollen otras capacidades del niño, como la creatividad.

Algunos consejos a la hora de contar cuentas.

Antes de iniciar debemos ubicarnos en un sitio cómodo donde los niños pueda prestar suficiente atención y no tengan distracciones alternas.

Podemos iniciar con una frase introductoria del tipo «Érase una vez...», «En un reino muy lejano...», «Hace muchos, muchos años...». El final feliz es imprescindible.

Narraremos de forma animada con buena entonación y alegría, cambiando la voz según los diferentes personajes, gesticulando si es preciso y usando onomatopeyas. Todo ello servirá para atraer la atención del niño, además de para explicar mejor la historia y fomentar la imaginación.

Tenemos que estar pendientes de sus reacciones según avanza la historia. Hacer pausas para explicar algo o para cerciorarnos de que está entendiendo el mensaje no supone ningún problema.